TERTULIA DE ESCRITORES “LETRAHERIDOS DEL HOSPITAL” Acta “noir” 3//2022 10-6-2022
TERTULIA DE ESCRITORES “LETRAHERIDOS DEL HOSPITAL”
Acta “noir” 3//2022
10-6-2022
UN PASEO POR LA NOVELA NEGRA MEDITERRÁNEA
ASISTENTES Y SOSPECHOSOS
Fernando Mesquida Garrido
(Narrador)
(Autor de “Luces de Bengala. Un voluntario en el corazón de India” y
“Un mar de rosa y oro)
Javier Castejón Casado
(Narrador-Ensayista)
(Autor de “Las tres puertas” y “El origen del terror”)
Francisco Luque Martínez
(Narrador)
(Autor de “El Largo Domingo Santo” y “Ultimum Iustus”)
Casilda Jáspez Diéguez
(Poeta)
(Autora de “Retazos de una vida cualquiera”
colección de microrelatos)
José Tomás Liñán Tejada
(Narrador)
Mercedes Rodríguez del Castillo Martín
(Narradora)
(Autora de “Los Amados Robados”)
Manuela Padial Sánchez
(Poeta y narradora)
(Autora de "Mariposas", galardonado con el 2º premio en el XXIII Certamen Literario de
Declaraciones de Amor)
Manuel Peña Taveras
(Poeta)
Antonio J. Tapia Gómez
(Narrador)
(Autor de “Los Gatos de Estambul)”
José María Cotarelo Asturias
(Poeta)
(Autor de “La Nieve y las campanas”)
Manuel Gálvez Ibáñez
(Narrador)
(Autor de "Vive. Reflexiones de un médico de familia" y “Enamorado”)
- Con la intervención especial, hospitalidad, simpatía y buen gusto de Encarna,
esposa de Antonio Tapia-
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A las 20:30 horas, del día 10 de junio de 2022, los escritores Letraheridos arriba
citados, han sido invitados para dar “Un paseo por la novela negra mediterránea”, de la
mano de Antonio Tapia, y quizás algo más que no pueden sospechar.
El paseo de la estación de Granada, conduce hasta su estación de tren, se trata de
un edificio que aún conserva las hechuras de su inicial construcción . En sus
inmediaciones, a las vías del ferrocarril se han unido hace pocos años las del tranvía de
Granada. Se trata de un lugar lleno de caminos de hierro. De trenes que llegan y parten,
con ciudadanos en busca de viajes lúdicos o quizás también de otras latitudes más
favorables al empleo. Esta estación estuvo muy concurrida en los años 60 y 70 de la
pasada década, por emigrantes, principalmente del entorno rural, que partían hacia
Francia, Alemania o Suiza, en busca de las mecas laborales que el régimen de Franco no
fue capaz de ofrecer.
Los Letraheridos fueron convocados una tarde del día 10 de junio de 2022, en
una vivienda – construcción de los años 60 o 70 del pasado siglo, a juzgar por su factura-
que se encontraba frente a la estación de tren de tan románticas y nostálgicas
resonancias, sino fuera porque el tema por el que se les concitaba era la novela negra.
Hablar de un género literario basado en crímenes y en mostrar la cara menos amable del
ser humano, junto a una estación de tren, no podía dejar de estimular la imaginación hacia
funestos presagios. Una cita con posibles víctimas cerca de una estación hacía pensar en
facilidades para la huida. El asesino, como en las películas, podría tomar el primer tren
rumbo al anonimato. El caso es que el lugar de la cita, un ático situado en un 7º piso, hacia
descartar un asesinato en el que la víctima fuera arrojada desde aquella altura, -que por
otra parte le provocaría una muerte segura-, ya que el asesino no tendría tiempo para su
huída. Había que descartar esta coartada. Quizás se tratara de que en la vivienda fuera a
proponerse un viaje en tren. Quien les había convocado era un friki de la novela negra, y
no sabemos si su mente podría albergar la ilusión de reproducir la trama de la
archiconocida novela de Agatha Christie, “Asesinato en el Orient Express”. La criminología
ha estudiado múltiples casos en los que los asesinos se inspiran en obras de ficción para
perpetrar sus crímenes. Así pues, con todos estos ingredientes, ya se contaba con lo
esencial para desarrollar una trama que pudiera invitar a la perversión de los instintos.
Además, en el la entrada del inmueble en el que fueron convocados, había un piano que
ocupaba el espacio absoluto protagonismo, como preparado para entonar una banda
sonora para la ocasión. No faltaban en el repertorio clásico marchas fúnebres, así se
revestiría con una nota elegante algo macabro.
Cuando los invitados fueron conducidos por un pasillo que desembocaba en un
bonito salón con acceso a una terraza de vistas privilegiadas, olvidaron pronto las notas
lúgubres de su imaginación y se convirtieron en comensales para degustar las delicias que
rivalizaban con las de los ojos, ya que la vista que se les ofrecía les permitía pasear por
todo el contorno de Sierra Nevada, ya solo con algunos neveros, por la estación del año;
además de la Alhambra, con la torre de la Vela en primer plano y las torres de iglesias
centenarias de la ciudad. A lo lejos, bajo el perfil de la sierra, los pueblos cercanos a la
urbe. Caxar de la Sierra y La Zubia, y sus destellos, como lejanas luciérnagas
arremolinadas sobre la falda de las montañas. Bucólico escenario que pareciera
incompatible con el género negro, o al menos lo relegaba a un segundo plano.
Vistas desde la terraza del ático de Antonio Tapia, en la que discurrió nuestro ágape y
tertulia previos al paseo por la novela negra mediterránea. El cielo azul no presagiaba nada
de lo que la noche iba a deparar.
No sabemos lo que podría pasar por el fuero interno de cada uno de los
convocados a una cita tan extraña: Novela negra junto a una estación de tren. El caso es
que algunas bromas ya se hicieron sobre la posible identidad del asesino entre los
convocados. Bromas que quizás tuvieran un trasfondo de ansiedad y necesitaran el alivio
del humor, ante una sospecha aún no consciente de que pudieran ser asesinados. La
naturaleza humana es frágil y en cualquier momento pueden aflorar sus bajos instintos,
bien reflotados por el alcohol o incendiados por una acalorada discusión. En las
situaciones más insospechadas puede desencadenarse la tempestad.
Quien sabe. Había una estación cerca de la casa en la que fueron convocados.
Sentados ya en la mesa del ágape, y ya fuera por la calidez de la tarde iluminada
por la luna, o por el calor de los congregados, Mercedes tuvo la feliz idea de proponer una
sesión dedicada al amor. De lo que queda constancia en esta acta. Si bien hablar del
amor, es posible que también nos lleve a tratar el desamor. Y nuestro atento vate Manuel
Peña, estaba al quite y desenfundó con agilidad su florete de versos y nos recitó
precisamente su poema “Amar”, en el que canta que solo el amor permanece. Mientras un
bello crepúsculo, de esa Granada también crepuscular –en acepción del antropólogo
González Alcantud- nos envuelve a todos. (En alma tan sensible no ha de caber el destino
de un asesino) A lo lejos, el perfil de Sierra Nevada se recorta sobre el cielo azul de las
palabras de nuestro poeta, y la voz de Mercedes proclama una bella y luminosa sentencia
“Queremos más al que más nos necesita”, exponente del espíritu compasivo y solidario del
ser humano. Y tras su amorosa manifestación queda fuera de sospechas como posible
asesina de la tarde. Y más cuando se refiere a la importancia del valor de la palabra, del
ser hombres de palabra, y se refiere al tiempo en que la palabra no precisaba de refrendos
escritos, y es este uno de los valores que quisiera legar a sus hijos y por ende a las
generaciones venideros. (Un tema que presentimos forma parte de su última obra “Legado
Sentimental”). Alguien pone la guinda al asunto señalando que los extremeños son gente
noble, gente de palabra.
PESQUISAS I
- Mr Watson, nuestra investigación comienza bien, dos de los Letraheridos se han
delatado ya como almas inocentes y sensibles, tanto Mercedes como Manuel
Peña, han de ser descartados en primera instancia. Su poética emotividad es
incompatible con la frialdad de un asesino.
Desde aquí nuestra felicitación a Antonio, el amado de nuestra Manoli Padial,
quien ha obtenido un premio en un certamen poético. Como quiera que la feliz pareja se
encontrara de viaje a Asturias en la fecha de entrega del galardón, se buscan candidatos
para su recogida. Ojalá pueda ser nuestro gran vate Chema Cotarelo el elegido.
Felicitamos a Manuel Gálvez por su reciente jubilación y le damos la bienvenida al
club de los jubilosos.
Francis Luque, autor de “Ultimum Iustus”, novela recientemente presentada, esta
ávido de poesía y pide a Chema que le recite otro de los poemas que compuso
inspirándose en el prólogo del citado libro. Y así es como se proclama, bajo un crepúsculo
ya casi de luto, a los pies del Monte Augustus que “…un hombre lloraba la incompetencia
de los dioses en aquel tiempo de ensueño….”
¿Puede una película ser mejor que el libro en el que está basada? Hablan de ello
los Letraheridos. En opinión de Javier, la película “Doctor Zhivago” es mejor que el libro del
mismo título. Y el “actista” refiere que la memorable serie “Retorno a Brideshead”, está
cuando menos a la altura del libro de Evelyn Waugh.
Obras literarias de grandes autores llevadas con gran fortuna a la gran pantalla.
Bajo el cielo ya anochecido y alumbrado por una luna gibosa creciente se pregunta
Mercedes porqué en la poesía actual se ha abandonado la rima.
Mientras le contesta Chema que la rima encorseta al poeta y le supone muchas
dificultades a la hora de escribir sus versos, nuestros amigos Francis y Javier han elevado
su conversación a temas religiosos y hablan de Lutero. Personaje que siempre nos resultó
atractivo por su valentía a la hora de cuestionar a la iglesia de su tiempo.
Levantamos un brindis por nuestra anfitriona Encarna, dechado de hospitalidad y
simpatía, buena cocina y cálidos afectos maternales. Recuerda a sus hijos, cuyos bellos
ojos están enmarcados en una pared del salón, junto a dos máscaras venecianas. En los
de su hija encontramos parecido con nuestra anfitriona.
Es el “actista” quien tras el brindis, para “abrir boca” sobre lo que después vendría,
muestra a los presentes su reciente adquisición bibliófila . Nada menos que “Los gatos de
Estambul” de nuestro anfitrión Antonio Tapia, de quien es requerida la preceptiva
dedicatoria. Es una obra que sitúa a su autor entre las grandes promesas de la novela
negra mediterránea de “Pajaritos” (barrio en donde vive). (Tierno y delicado nombre, quizás
para despistar).
El cénit postmoderno de nuestra tertulia llega cuando ya ha anochecido y brillan las
primeras estrellas, es entonces cuando el profesor Javier Castejón enarbola el tema del
“Transhumanismo” al contarnos que el desarrollo tecnológico permite y permitirá insertar
en el hombre una elevada gama de componentes artificiales que lo convertirán en un
auténtico hombre “biónico”. Nuestro experto en Isacc Asimov y en Bioética, Francis Luque,
nos recuerda que este escritor ya anticipó los “Big data” hace 50 años, en su novela “La
Fundación”, cuya serie de televisión nos recomienda. No hay que olvidar que Edgar Allan
Poe también imaginó el “Big Bang”, y se anticipó muchos años a su descubrimiento.
Nota ilustrativa:
El transhumanismo (abreviado como H+ o h+) es un movimiento cultural e
intelectual internacional que tiene como objetivo final transformar la condición humana
mediante el desarrollo y fabricación de tecnologías ampliamente disponibles, que mejoren
las capacidades humanas, tanto a nivel físico como psicológico o intelectual (Wikipedia)
En un futuro próximo las guerras se librarán con la intervención de sofisticados
drones y exoesqueletos.
Francisco Luque en su interesante disertación sobre Inteligencia Artificial nos ilustra
sobre sus últimos avances y nos habla de los ordenadores cuánticos y de las redes
neuronales, cuya arquitectura es diseñada por los informáticos. Nos recomienda al
respecto la película “Juegos de Guerra” de 1984.
“Una red neuronal es un modelo simplificado que emula el modo en que el cerebro
humano procesa la información: Funciona simultaneando un número elevado de unidades
de procesamiento interconectadas que parecen versiones abstractas de neuronas.”
Trama de la película “Juegos de Guerra“: Durante un simulacro sorpresa de un
ataque nuclear, muchos operadores del Ala estratégica de misiles de la Fuerza Aérea de
los Estados Unidos no se muestran dispuestos a girar la llave necesaria para lanzar un
ataque con misiles. Tales negativas convencen a John McKittrick (Dabney Coleman) y
otros ingenieros de sistemas en el NORAD de que los centros de control de lanzamiento
de misiles deben ser automatizados, sin intervención humana. El control se cede a un
superordenador del NORAD, llamado WOPR (War Operative Plan Response) y que está
programado para realizar continuamente simulaciones militares y aprender con el tiempo.”
Recordemos aquí que nuestro vate Letraherido Chema Cotarelo, cuenta con un
artículo publicado sobre este tema titulado “Inteligencia artificial aquí y ahora”, que arranca
constatando las escasas muestras de inteligencia humana en los últimos 300.000 años.
En pleno barro, es cuando Mercedes nos tiende una mano y nos recomienda la
obra de Hannah Arendt “La banalidad del mal”. Obra de la que tomamos muy buena nota.
Hoy la frase es utilizada con un significado universal para describir el comportamiento de algunos
personajes históricos que cometieron actos de extrema crueldad y sin ninguna compasión para con
otros seres humanos, para los que no se han encontrado traumas o cualquier desvío de la
personalidad que justificaran sus actos. En resumen: eran «personas normales», a pesar de los
actos que cometieron.
Para Arendt, Eichmann no era el «monstruo», el «pozo de maldad» que era considerado por la
mayor parte de la prensa. Los actos de Eichmann no eran disculpables, ni él inocente, pero estos
actos no fueron realizados porque Eichmann estuviese dotado de una inmensa capacidad para la
crueldad, sino por ser un burócrata, un operario dentro de un sistema basado en los actos de
exterminio.
Sobre este análisis Arendt acuñó la expresión «banalidad del mal» para expresar que algunos
individuos actúan dentro de las reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre sus
actos. No se preocupan por las consecuencias de sus actos, solo por el cumplimiento de las
órdenes. La tortura, la ejecución de seres humanos o la práctica de actos «malvados» no son
considerados a partir de sus efectos o de su resultado final, con tal que las órdenes para
ejecutarlos provengan de estamentos superiores.
PESQUISAS II
Estimado Sherlock, aunque el letraherido Javier Castejón, tiene una vertiente de su
narrativa, como es el caso de “El origen del terror”, en la que son recurrentes personajes
que están del lado de la sombra y el crimen, considero poco probable que sea el asesino.
Cuenta en su haber con innumerables viajes humanitarios como cirujano pediátrico en
países del tercer mundo, y este demostrado altruismo es incompatible con la criminalidad.
Respecto al sujeto Francis Luque, escritor de “Ultimum Iustus”, obra en la que las fuerzas
de la luz luchan con las fuerzas de la oscuridad, colabora también con ONGs y además es
donante de sangre, y aunque ésta sea una actividad teñida de rojo, los asesinos no
cuentan con estos rasgos altruistas.
El vate Manolo Peña trae a colación algunos datos sobre psicopatía, al
comunicarnos el elevado número de psicópatas dedicados a actividades financieras,
abunda mucho este perfil en los bancos. Algo que por otra parte nos temíamos, el manejo
del dinero es algo que se hace sin corazón y sin emociones. Y en efecto constatamos que
estos datos se confirman en las declaraciones de un criminólogo de la Guardia Civil:
“El capitán José Manuel Quintana, perteneciente a esta sección, asegura que el perfil más
complicado es el del psicópata, "el listo, frío calculador, que no tiene apego por nada ni por nadie".
"Los psicópatas existen, pero la mayoría no son asesinos, trabajan en bancos", afirma. Explica que
son perfiles de personas que no se dejan embaucar por los sentimientos, en los que "prima su
beneficio personal sin importarle a quien pisar" y que "está muy normalizado en la sociedad
capitalista actual".
Letraheridos bajo el negro de la noche, en sintonía con el tema de la inminente
disertación.
¿Será alguno de ellos el asesino?
No sabemos el grado de influencia que nuestras conversaciones ejercen sobre la
luna, pero el caso es que llegados a este punto de la noche, comenzó a circundar el
satélite un turbio halo, como si no quisiera desentonar con el tenor de lo hablado.
Casualidad o no, la luna, como nuestras conversaciones, se enturbió.
Y con este extraño fenómeno, en los espíritus más sensibles se produjo un
escalofrío al considerarlo un mal presagio. ¿Cuántos crímenes se podrían estar
perpetrando en el mundo en el transcurso de la conversación de los Letraheridos? ¿Podría
cometerse, en lo que quedaba de noche algún crimen del que fueran testigos?
Sea como fuere, los Letraheridos prosiguieron con el orden del día que les había
convocado aquella noche y Antonio Tapia se levantó para preparar los medios
audiovisuales y llevarnos a “Un paseo por la novela negra mediterránea”, momento en que
su otrora salón de estar, se convirtió en una auténtica sala de cine, con una amplia y
profesional pantalla que se desplegaba desde el techo. Dándose además la circunstancia
de que, como en los cines, eran dos los niveles para los espectadores, la “platea” y el
“anfiteatro”, con su innovadora parte de terraza para los más calurosos. Acomodados pues
los Letraheridos, dio comienzo la sesión.
UN PASEO POR LA NOVELA NEGRA MEDITERRANEA,
de la mano de Antonio Tapia
Comienza su disertación Antonio Tapia. Nos dice, en sus musicales notas
introductorias que la novela negra necesita la música tanto como la noche y se adapta muy
bien al Jazz, la Tarantela (baile napolitano que tiene un movimiento muy vivo, acompañado
de canto), o la Rumba.
Tarantela napolitana
El calificativo de novela negra, proviene del adjetivo francés “noir”. En cuanto a la
demarcación entre la novela policial y la novela negra, debemos a Raymond Chandler, el
tránsito de uno a otro género. Se trata de una evolución del género policial, donde el
aspecto social es tan importante como el crimen. Y en ella hay más detectives que policías.
Entre los grandes precursores del género negro hay que citar a Georges Simenon, Edgar
Allan Poe, Conan Doyle, o Agatha Christie.
Raymond Chandler
Las novelas de Raymond Chandler y Dashiell Hammett , mantuvieron un largo idilio
con el 7º arte, especialmente en los años 40 del pasado siglo. Inolvidables son títulos como
“El largo adiós” o “El halcón maltés”, con las memorables interpretaciones de Humphrey
Bogart.
Fotograma de “El largo adiós” Basada en la novela de Dashiel
Hammett
Basada en la novela de Raymond Chandler
Como precursoras del género podríamos considerar en EE.UU. las “Pulp Fictions”,
y en Francia la “Roman Noir”.
NOVELA NEGRA EN ESPAÑA
El epicentro de la novela negra mediterránea podríamos situarlo en la ciudad de
Barcelona, gracias a Manuel Vázquez Montalbán. Autor de relatos con personajes vitalistas
y seres hedonistas. Si bien desde un realismo desilusionado, desencantados políticamente
y cínicos (rasgos éstos comunes en toda la novela negra). De carácter costumbrista y con
menos sangre y violencia.
Manuel Vázquez Montalbán (1939-2003)
Vázquez Montalbán es conocido por la serie del detective Pepe Carvalho, iniciada
con “Yo maté a Kennedy”. Cabe destacar también sus novelas “Tatuaje”, “Los mares del
sur” , “Galindez” y “Las recetas de Carvalho”. Sin olvidarnos de su obra poética reunida en
“Memoria y deseo”.
Francisco González Ledesma (1927-2015), autor de “Sombras viejas” (prohibida
por la censura franquista), y de la serie del comisario Méndez, con “Expediente Barcelona”
y otros relatos. Fue autor también de numerosos relatos del oeste, bajo el pseudónimo de
“Silverkane”. Su “Crónica sentimental en rojo”, le valió el premio Planeta en 1984.
Entre otros autores cabe destacar a Lorenzo Silva (“El alquimista impaciente”) , y
Juan Madrid (“Un beso de amigo”, “Dias contados”), guionista de la serie “Brigada Central”
y director de la película “Tánger”.
Una mención especial merece la creación femenina en las personas de Alicia
Giménez Barlett, con su personaje Petra Delicado; Dolores Redondo y Cristina Fallarás.
La novela negra en Andalucía
Antonio J. Tapia Gómez, perteneciente al grupo literario “Letraheridos de Hospital”
de Granada, tiene ya su lugar en la novela negra andaluza, en su variante el “noir de los
pajaritos”, barriada donde tiene su residencia. Antonio Tapia es el autor de la novela “Los
gatos de Estambul” , una trama en la que se ve envuelto un abogado mallorquín, al servicio
de un constructor isleño, que actúa como testaferro en distintas operaciones por el norte de
Africa.
Antonio Tapia
“Noir de los pajaritos”
Otros autores andaluces a destacar son Justo Navarro, o Alfonso Salazar, con su
serie “El detective del Zaidín”
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En el panorama nacional , grandes autores como Javier Cercas, Eduardo Mendoza
o Antonio Muñoz Molina (“Plenilunio” sobre el caso real del asesino de la Alhambra, o “El
invierno en Lisboa”), han tenido también acercamientos al género negro.
NOVELA NEGRA EN AFRICA
Yasmina Khadra con su “Trilogía de Argel”, “Lo que sueñan los lobos”, “Las
golondrinas de Kabul” o “Las sirenas de Bagdad”, es uno de las autores más destacadas
del continente negro.
Yasmina Khadra
NOVELA NEGRA EN GRECIA
Despunta la figura de Petros Márkaris, con su personaje el comisario Kostas
Jaritos. “Noticias de la Noche”, “Muerte en Estambul” o “Trilogía de la Crisis”, son algunas
de sus obras más destacadas.
Petros Márkaris
NOVELA NEGRA EN FRANCIA
Jean-Claude Izzo (1945-2000), inicia su andadura literaria con un libro de poemas.
(“Poèmes à haute voix”). Su obra más conocida es la que constituye la “Trilogía
Marsellesa”, sobre la Mafia en esta ciudad.
Jean-Claude Izzo
Fred Vargas es el pseudónimo de Fréderique Audoin—Rouzeau, autora de “El
hombre de los círculos azules” y “Bajo los vientos de Neptuno”. Galardonada en 2018 con
el premio Princesa de Asturias de las Letras.
Fred Vargas
Nos recomienda Antonio la antología “Crímenes a la francesa”, que recoge relatos
de diferentes autores y épocas
NOVELA NEGRA EN ITALIA
En Italia, Andrea Camilleri es al autor más destacado. “El curso de las cosas”, “La
temporada de caza”, “La muerte de Amalia Sacerdote”, son algunas de las obras más
representativas, además de las correspondientes a la serie del comisario Montalbano.
Andrea Camilleri
“Gomorra”, en la que describe de manera detallada la actividad económica de la
Camorra, le ha ocasionado a Roberto Saviano que en su vida real se convierta en una
suerte de personaje de novela negra al haber sido amenazado de asesinato por la propia
mafia camorrista. Por ello el escritor cuenta con una escolta permanente por parte del
Ministerio del Interior. Destaca también su libro “Zero, zero, zero”, sobre el negocio de la
cocaína a nivel mundial.
Roberto Saviano, un hombre perseguido.
Su vida nos puede recordar a la de “El fugitivo”
Donna Leon (1942), estadounidense residente en Venecia es autora de “Muerte en la
Fenice”. El comisario Brunetti es su personaje.
Donna Leon
Concluye aquí la brillante exposición de Antonio Tapia, quien nos ha ofrecido una
amplia panorámica de la novela negra a la altura de sus vastos conocimientos en el
género.
PESQUISAS III
-Hacía unas semanas que los Letraheridos conmemoraron el aniversario de Shakespeare
representado sus personajes más destacados. Entre ellos había un asesino, Macbeth.
Siempre queda algo en nosotros de los personajes que interpretamos y ello nos da pistas
querido Watson.
Antonio Tapia, en aquella ocasión interpretó a Macbeth, quien mata por ambición al Rey
de Escocia. Watson, no hay duda de que él es el mejor candidato a ser el asesino. Solo
nos queda ver cómo se desarrollan los acontecimientos en la noche del día 10 de junio.
Manuel Peña, Mercedes Rodríguez del Castillo, Javier Castejón y Francisco Luque ya
quedaron descartados en nuestras anteriores pesquisas. Y respecto al resto de
Letraheridos sobre los que aún no nos hemos pronunciado, ante la alta probabilidad de
que sea el interprete de Macbeth el autor del asesinato, es preferible ahora buscar las
pruebas que confirmen nuestra más que plausible hipótesis.
En ocasiones la vida nos depara momentos donde nos es dado revivir el pulso de la
historia a través de sus testigos, rememorando con ellos a significados personajes que de
un modo u otro han marcado el devenir de un tiempo. Rafael Leónidas Trujillo Molina fue
presidente de la actual República Dominicana desde 1930 hasta su asesinato en 1961.
Los Letraheridos que aquella noche compartimos vecindad de mesa con el dominicano
nacionalizado español Manu Peña, pudimos asistir atónitos al relato que del dictador
Trujillo nos ofreció, a partir de los recuerdos de su infancia en el lejano país del Caribe.
Conserva Manu, - quien a escasa distancia pudo contemplar al dictador- los restos de una
lámpara del domicilio donde Trujillo fue asesinado. Cobran luz entonces las reminiscencias
que guardaba en su memoria de niño, del tiempo aquel en que comenzó a leer y a escribir
en cuadernos en cuya portada había una fotografía del dictador, del tiempo en que el culto
a la personalidad de Trujillo se desbordaba en las esferas públicas y privadas. No se tienen
muchas ocasiones para conocer estos relatos de primera mano por quienes han sido sus
testigos y nos sentimos afortunados por haber sido partícipes de ellos.
Estado del coche en el que viajaba el dictador Trujillo, tras ser emboscado para perpetrar
su asesinato. El coche recibió 60 impactos de bala, 7 de los cuales alcanzaron el cuerpo
del dictador, poniendo fin a una vida brutal.
COLOFÓN
MUERTE Y RESURRECCIÓN DE UN POETA
“En mitad del barranco
las navajas de Albacete,
bellas de sangre contraria,
relucen como los peces.”
(Federico García Lorca, “Reyerta”)
No es el cuchillo que por fin nos mata,
sino la espera fría de su hoja en la piel,
el tiempo sucio y duro,
los plazos del temor, porque la muerte
suele afilar sus armas
en el miedo cortante de la víctima.
(Luis García Montero “La crueldad”)
¿Bastarían todas las elegías del mundo para llorar la muerte de un poeta
Letraherido?
Ni Lorca con su Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, ni Miguel
Hernández con su elegía a Ramón Cijé, o el romano Tíbulo con sus elegías, alcanzarían
acaso para contar y cantar al mundo el dolor al contemplar a nuestro poeta letraherido
yaciendo, más que herido, inane, en el salón de un ático, frente a la estación de Granada,
como si desde aquel lugar hubiera estado esperando su último tren.
¿Qué tendría en su cabeza?
La significación de una palabra, su impacto en la mente de alguien susceptible o
predispuesto, bastan para desencadenar la tormenta, y dar comienzo a los rayos que se
cruzan como hirientes saetas en la noche. El día fue caluroso, tórrido, era el comienzo de
una ola de calor. El sur de España. Somos también física y química. Y el calor puede ser la
pólvora, y las palabras las chispas que producen el incendio. El caso es que tras la
inolvidable exposición sobre novela negra mediterránea, fue nuestro vate Chema Cotarelo
requerido para recitar un poema a tono con lo que acababa de exponerse, y en el que se
evocaba cuando las calles se vacían y las noches avanzan. Y tras aquel poema, fue él
quien comenzó a encontrar peros a la precedente exposición y a dar lecciones de cómo
debía leerse para no ser un muermo para la audiencia, criticando el tono en exceso
monocorde de la exposición de Antonio Tapia – en verdad quien esto escribe no lo
consideró así, resultándole de sumo interés y amenidad-. No fueron del agrado de Antonio
los reproches de Chema, y aquel le recriminó que su lectura había sido engolada en
exceso. Una discusión de tono, de tono y acento en la locución, que desencadenó la
batalla en la noche, con su media luna enmarcada en un turbio halo. Estupefacción,
silencio, mutismo absoluto entre quienes presenciaban la acalorada discusión y se
estaban ya revistiendo de su papel de cómplices de aquella escena. Prosigue la discusión,
más fuego cruzado de enardecidas acusaciones y descalificaciones. La mirada turbia y
vidriosa de Antonio, encendida en sus dos lunas de niebla, no presagia nada bueno. “Una
nube tan sucia no aclara sin tormenta”, como diría Shakespeare. Es entonces cuando del
mueble del salón coge un cuchillo que parecía esperar su momento de gloria. Décimas de
segundo, que sin embargo transcurren como en cámara lenta cuando empuña el arma y
se la clava limpia en el vientre del poeta y éste cae derrumbado con todos sus sueños y
poesía por los suelos, desposeído de todas sus palabras, devueltas a los ignotos arcanos
de la noche. Cuando se asesina a un poeta no solo muere un hombre sino un elegido por
los dioses, un Prometeo portador del poético fuego divino a los ciegos mortales. Y nunca
pudo imaginarse nuestro vate que yacería por los suelos como lo hiciera en su día su
admirado Lorca, tras recibir los viles disparos de la ignorancia y el odio de un pueblo
rebajado a sus instintos animales. Un común destino para dos grandes tocados por la
gracia poética.
La vil secuencia de un crimen
Transcurre un tiempo que nos parece infinito y atenazante y nos paraliza en
nuestras butacas y sillones sin poder reaccionar, como si estuviéramos viendo una película
de miedo que corta nuestra respiración. El ser humano ante situaciones límite y de peligro,
tiene dos posibles respuestas, la huida o la quietud, como los conejos, que asustados ante
los tiros del cazador permanecen como animales que hubieran pasado ya por el
taxidermista para no llamar así la atención, cuando en realidad su actitud no puede ser
más elocuente. Y de esta forma, los Letraheridos experimentaron una emoción que
paralizó sus respuestas, conejos petrificados y estupefactos. Todo había transcurrido
como en una exhalación, porque cuando quisieron reaccionar, el poeta ya tenía la hoja de
acero de un cuchillo hendida en su abdomen y brotaba la sangre. Y el asesino,
recreándose en su fatal acción, miraba con gozo y un orgullo, satisfecho, el trapo de cocina
ensangrentado por el que deslizó su cuchillo para secar la sangre.
¡Cuántas veces ha pensado el hombre que si pudiera retroceder en su vida
cambiaría el rumbo de sus acciones, cuántas veces su pensamiento le ha mostrado con
elocuencia que no merecían la pena las reyertas de la vida!, aún a costa de salvar el
orgullo o la honra, porque éstos no podrían jamás apagar el fuego del remordimiento que
asaltaría hasta los más recónditos sueños de un asesino. Lo comprobaron los Letraheridos
en la escenificación de Macbeth donde también la sangre de un inocente es vertida con tal
de poder usurpar un trono. Y en muy raras ocasiones la vida nos permite dar marcha atrás,
y solo nos puede quedar el consuelo de implorar el perdón a nuestras víctimas para
liberarnos así de una porción del lastre que hunde nuestra existencia en la miseria, en lo
miserable. Mientras tanto víctima y victimario se habían como petrificado, del cadáver se
apoderaba el “rigor mortis” y el asesino era incapaz de levantar la vista de su trofeo.
Pero bien fuera porque la fe mueve montañas, o por el amor que los Letraheridos
se profesan, se apoderó de la noche una suerte de manto protector sobre el cadáver del
vate. Y asistimos todos a un milagro, porque alguien enviado por los dioses, un mensajero
de la mejor poesía no podía quedar por siempre inerte y sepultado por la ignominia. Y
aquella sensación que se apoderó de todos, como si en realidad hubieran visto una
película y no fuera real lo contemplado, resultó que de manera prodigiosa los actores de la
sangrienta escena se pusieron de nuevo en movimiento y se produjo un retroceso, una
marcha atrás del celuloide en el que se había perpetrado la fatal acción ¡Oh bendita
moviola del destino!. El cuerpo del poeta comenzó a moverse, sus ojos se iluminaban de
nuevo por la luz de la noche lunar, amaneciendo al paraíso de la vida, y el asesino extrajo
el cuchillo del cuerpo cerrándose de inmediato la herida. Y el milagro de la Resurrección
se encarnó en nuestro poeta Chema Cotarelo. No cabía más que el abrazo para celebrar
que al final triunfó la enmienda sobre el destino. Mientras tanto, los testigos, que ya no lo
eran de una fatal acción sino de un ejemplar acto de reconciliación suspiraron aliviados. Y
la concordia volvió entre los Letraheridos.
Virgilio en el Paraiso
(Divina Comedia)
PROPUESTA DE PRÓXIMAS ACTIVIDADES:
Manuel Gálvez propone celebrar una sesión en el mes de septiembre u octubre, en
la que nos hablaría sobre “Literatura y música sefardí”. Esta sesión podría tener lugar en
el Museo Sefardí de Granada, ubicado en el barrio del Realejo, estando ello pendiente de
confirmar. Se da la circunstancia de que el citado Letraherido no ha tenido aún ocasión de
ser ponente, por lo que no hay inconveniente en que sea él quien inaugure el próximo
curso de encuentros.
Por su parte Manoli se ofrece este verano para hablarnos de “El amor en el género
epistolar”, a partir de la novela de Gabriel García Márquez “El amor en los tiempos del
cólera”. Sugiriendo la posibilidad de que le citado encuentro tenga lugar en su casa de
Dílar.
La sesión se levanta felizmente –no hubo necesidad de levantamiento de ningún
cadáver- pasada la medianoche.
En el centro de la imagen nuestra gran anfitriona Encarna, a quien junto con Antonia Tapia
agradecemos su amable hospitalidad y exquisita cena.
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